Kenpo y Filosofía.

Antigüo consejo chino

 

Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo.

- Un día el hijo le dijo: ¡Padre, que desgracia!, se nos ha ido el caballo.

- ¿Porque le llamas desgracia? - respondió el padre - veremos que trae el tiempo...

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. ¡Padre, que suerte! - exclamó esta vez el muchacho. Nuestro caballo ha traído otro caballo.

- ¿Por que le llamas suerte? - repuso el padre, veamos que nos trae el tiempo...

En unos cuantos días más el muchacho quiso montar al caballo nuevo, y este, no acostumbrado al jinete, se encabritó, y lo arrojo al suelo. El muchacho se quebró una pierna.

- ¡Padre, que desgracia!, exclamó ahora el muchacho. - ¡Me he quebrado una pierna! Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentencio: ¿Porque le llamas desgracia?, veamos que nos trae el tiempo...

El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pararon por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron, al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y pasaron de largo.

El joven comprendió, entonces nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en NUESTRA FUERZA CREADORA, porque todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.

Anónimo.